Los israelitas estaban completamente derrotados y superados en número, peleaban contra de un ejército que era mucho más fuerte y grande comparado con ellos. El temor tomó control de ellos y los llevó a huir y esconderse en una cueva por temor a perder sus vidas. Todo estaba en su contra, el problema era inmenso y parecía no haber esperanza. De pronto aparece Jonatán.

—Crucemos hasta la avanzada de esos paganos —le dijo Jonatán a su escudero—. Tal vez el Señor nos ayude, porque nada puede detener al Señor. ¡Él puede ganar la batalla ya sea que tenga muchos guerreros o solo unos cuantos! 1 Samuel 14:6

Jonatán sabía que el problema era grande, pero el conocimiento que tenía sobre quien es Dios era aun mayor. El sabía que lo que era imposible para el hombre era posible para Dios. ¡El tenía fe!

Todas tenemos problemas y montañas que parecen ser demasiado grandes para conquistar. Tenemos muchas cosas en nuestra contra, pero debemos descubrir y entender la clase de Dios que servimos. Servimos al Dios que con sus palabras creó los cielos y la tierra, al que resucita a los muertos y trae sanidad a los enfermos. A un Dios todo poderoso, este es el Dios que pelea tus batallas. La Biblia dice que aquel que vive dentro ti es más grande que el que vive en este mundo.

Mientras sigamos moviéndonos en nuestras propias fuerzas, fallaremos. Si ponemos nuestra confianza en las personas o cosas, seremos decepcionadas. En cambio, cuando ponemos nuestra fe y confianza en Dios recibiremos nuestra victoria.

¡Toma valor! ¡Avanza! ¡Sigue diciéndole sí a Dios, Él está contigo y a tu favor! 

Con cariño,
Hanna.