El Señor no retarda su promesa,
según algunos la tienen por tardanza,
sino que es paciente para con nosotros,
no queriendo que ninguno perezca.
2 Pedro 3:9 

Eran las 4AM y me dirigía al aeropuerto, la emoción y empacar a última hora no me habían permitido dormir ni un poco. Claro que eso no me importaba pues después de meses de planeación, el viaje que tanto esperé al fin había llegado. No podía creer que estaba a unas horas de conocer la Gran Manzana pero no tenía idea de todo lo que me esperaba por delante.
 
Hubo un sin número de retrasos:
––Debido a una falla en el avión, tuvimos que esperar tres horas en el aeropuerto.
––Una escala no planeada en Indianápolis para cargar combustible.
––Una escala retrasada en Chicago antes de aterrizar en Nueva York.
Todo esto era tan frustrante y a la vez ridículo, no podía creer que todo esto me estaba pasando a mí. ¡Aterrizamos en Nueva York 10 hrs después de lo previsto!

Por si fuera poco, mi vuelo de regreso fue aun más largo. Una vez más el avión tuvo que ser reparado retrasando el vuelo 48 hrs. En ese momento entendí que algo estaba pasando y pensé ‘‘No es casualidad tanto retraso, Jesús, ¿qué estás tratando de decirme?’’.  Mientras observaba a través de una ventana pude ver a un equipo preparando un avión para su despegue, lo limpiaban, llenaban el tanque de combustible, subían el equipaje… en ese momento Dios me habló y no pude contener las lágrimas. 
 
Por nueve años me había quejado con Dios por todos los retrasos en mi vida. Me gradué tarde de la preparatoria y la universidad, a mis 28 años sigo soltera, mi familia aún no es salva, sin mencionar muchas otras cosas que son importantes para mí. Dios susurró a mi oido -‘‘Lesley, ¿sabes que te amo? Todo eso que tu llamas ‘retrasos’ simplemente ha sido paciencia contigo, he estado cuidando de ti. ¿qué hubiera pasado si volabas en ese avión descompuesto? No subestimes todo lo que yo estoy haciendo a tu favor. Así como el avión necesita mantenimiento e implica tiempo y espera, de igual manera estoy dándole mantenimiento a tu corazón, preparándolo para su despegue.’’
 
Dios había permitido todos estos retrasos en mi viaje para hablarme y enseñarme. Entendí que el tiempo de espera jamás será en vano, no es tiempo perdido, cada ‘retraso’ tiene un porqué. 

Tal vez has estado esperando a que suceda algo en tu vida y sientes que está tardando demasiado en llegar pero recuerda que su tiempo es perfecto. Que sus promesas son sí y amén, que Dios no es hombre para mentir y Él no retarda su promesa. Él ha sido paciente contigo y sabe que si te da antes de tiempo eso que tanto has anhelado te llevará a la destrucción pues aun no estás lista o no es el plan de Dios para ti. Tal vez esta espera es un tiempo para dejar que Él examine tu corazón y asegurarte que tus intenciones sean las correctas. 
 
En tu tiempo de espera te animo a que:
Edifiques tu vida.
Suelta tus anhelos y deseos y entrégaselos a Dios. 
Permace en su Palabra y en oración. 
Expresa tu amor y adoración a Dios. 
Recuerda cuando anhelabas estar en esta etapa de tu vida. Abraza cada temporada y vívela al máximo. 
Acuérdate de cada promesa que Él te ha dado.

Con amor,
Lesley.