MÁS ALLÁ DE LO NATURAL
En los inicios de Vino Nuevo El Paso descubrimos una gran diferencia entre los niños de México y los de esta ciudad. Tal vez era porque en México los padres se veían obligados a esforzarse demasiado para que sus hijos asistieran a buenas escuelas, lo que los hacía valorar más las cosas y estar alerta a las oportunidades, mientras que aquí todo era accesible, fácil y automático, resultando en una especie de letargo, un conformismo que se reflejaba en su vida cristiana ¡había que hacer algo!
De ahí nació Xtreme Kids, queríamos llevarlos a un plano diferente, a una vida más allá de lo natural. Analizamos los deportes extremos donde los atletas arriesgan el todo por el todo, realizando hazañas que nos dejan sin aliento, así como en los héroes como seres superdotados. Nos emocionó la idea de tener habilidades y dones que van más allá de lo común. Queríamos que los niños entendieran que como hijos del Dios Altísimo, ellos también tenían acceso a una fuente de poderes sobrenaturales porque contaban con el Espíritu de Dios, y que las obras que Jesús hizo, ellos también podían hacerlas y aún mayores porque Él fue al Padre y, porque además, intercede constantemente por nosotros. Queríamos que comprendieran que podían ver la vida con una perspectiva diferente al resto de sus compañeros, que supieran habitar al abrigo del Altísimo, a la sombra del Omnipotente, sin temor al terror nocturno. Que fueran agentes de cambio en vez de presas del terror nocturno.
Se me ocurre que como adultos, seguimos necesitando recordar esta lección. No sé tú, pero a veces yo soy los discípulos de Jesús. ¿Recuerdas cuando los envió de dos en dos y regresaron rebosando de alegría? “¡Hasta los demonios se nos sujetaban en tu Nombre!”, exclamaron jubilosos... pero acto seguido (en la multiplicación de los panes) los encontramos diciendo, “Señor, despáchalos para que vayan a comprar comida, ¡que se hace tarde!” Casi oigo sus murmuraciones, “¡Pero qué falta de organización! ¿A quién se le ocurre organizar un evento en este lugar?” Jesús simplemente responde, “¿Qué me dicen a mí?, ustedes mismos denles de comer”. Jesús sabía que conocían el poder de Dios para hacer milagros, pero evidentemente, los discípulos ya se habían bajado de la nube, las circunstancias les habían arrebatado la capa de Supermán y los tenían mirando a través de la Kriptonita de sus limitaciones humanas.
Me consuela leer entre líneas la paciencia y longanimidad. Él sabe que somos débiles, tercos, “de dura cerviz” (o sea ¡cabezones!), sin embargo, ¡su gran amor perdura para siempre! Me ayuda a levantarme de mis tropiezos, a secarme las lágrimas y respirar profundamente el soplo del Espíritu Santo que me anima y me recuerda: ¡No eres de este mundo, tienes un Ayudador! Él te guiará a toda verdad. Recuerda que estás de paso en esta tierra, que perteneces a otro plano... ya sé que estás desconcertada, débil y cansada, pero no olvides que Él conoce los planes que tiene para ti, ¡son planes de bien y no de mal, para darte un futuro y una esperanza!”
Me encanta que el Salmo 46:10 utiliza la palabra conocer. No dice, recordar o meditar... ni siquiera re-conocer, sino conocer: “Estad quietos y conoced que yo soy
Dios”, ¡Qué adecuado! Me muestra que por mucho que experimente la presencia de Dios, jamás terminaré de conocer la magnitud del peso de esas palabras, ¡Él es Dios! En cada prueba, en cada circunstancia, en cada dificultad, necesito hacer un alto, voltear hacia Él, estar quieta y dejarlo salir al frente de mi batalla, porque sus palabras fueron: “Estad quietos y conoced que yo soy Dios. Seré exaltado entre las naciones y enaltecido en la tierra”.
Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. (2 Cor. 12:9)
Con cariño, Haydeé Richards.