Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Eclesiastés 3:1-8 Hace algunos años horneaba pasteles para poder adquirir un poco de dinero extra. En una ocasión tenía que hacer una entrega de 7 pasteles. Eran aproximadamente las 4:00 am y había sido un largo día de trabajo, ya había horneado todos los pasteles y por fin estaba saliendo el último del horno.

Lamentablemente, lo más tardado era la espera para sacar el pastel del molde. En mi desesperación, cansancio y ganas de terminar de una vez por todas; en lugar de esperar 3 horas más para que se enfriara el molde, decidí voltearlo antes de tiempo. Para mi no tan sorpresa, el pastel se deshizo.

No sé si a ti te ha pasado pero en varias ocasiones he intentado hacer lo mismo en mi caminar con Dios. He intentado tomar atajos para llegar más rápido a mis anhelos, promesas o futuro y olvido que hay cosas que solo el tiempo puede lograr así como el pastel. Esas 3 horas dentro del molde eran necesarias para que se terminara de formar y no se derrumbara; así mismo es el tiempo entre nuestro presente y la promesa. El tiempo es necesario para que venga lo venga, no nos derrumbe.

Este tiempo de espera no es perdido, al contrario, es sumamente necesario. Aprovecha cada momento al máximo (Colosenses 4:6) viviendo el aquí y ahora, sabiendo que en Sus manos están nuestros tiempos, (Salmos 31:15) y sus planes para nosotros son buenos, agradables y perfectos. (Romanos 12:2)

Con amor,

Lesley.