FLORECE

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¡Hola de nuevo!

Espero que estés teniendo un gran día. 🙂

 

Hace algunas semanas mientras iba de copiloto en el carro, me di cuenta del hermoso paisaje en mi ventana. Pude ver las montañas de la ciudad completamente pintadas de verde, y mientras más avanzábamos más podía ver que la hierba verde las cubría en su totalidad. Tal vez piensas, ‘son solo unas montañas, ¿qué tiene de extraordinario?’ Bueno, lo extraordinario aquí es que vivo en una ciudad desértica. Siempre está haciendo calor y casi nunca llueve, por lo que entonces todo está seco.

 

Este año ha llovido como nunca antes. Las lluvias han hecho que todo florezca. Mientras veía por la ventana, no podía dejar de pensar en el inmenso poder de Dios. Normalmente, la gente se esfuerza todo el año por regar sus jardines y cuidar el poco césped que tienen, otros optan por comprar césped sintético para ahorrarse la regada y la desilusión de que por más que intenten, no lograrán el jardín perfecto. Este año bastaron solo 2 semanas de lluvia para que toda la ciudad floreciera. ¿Cuál es la diferencia entre el agua de la lluvia y el agua de la manguera para regar el jardín? En ambos casos se usa agua y sé que las propiedades minerales son diferentes, pero lo que quiero compartirte va más allá de eso.

 

el que beba del agua que yo le daré no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna. Juan 4:14

 

Este es el versículo que Dios me recordó en ese momento. Me hizo pensar que, solo Él es el agua de vida, la fuente de vida. Cuando tú y yo buscamos alimentarnos solo de predicaciones en YouTube de distintos pastores, de libros o podcast, estamos siendo como la gente que riega su jardín con la manguera. Pasan todo el año cuidando el césped y regándolo cada noche, pero nunca logran el verde que la lluvia trajo. No tiene nada de malo, y sí nos ayudan a nuestro crecimiento espiritual pero lo que en verdad nos va a saciar y nos hará crecer y florecer, es pasar tiempo en intimidad a solas con Dios. No hay nada comparado a recibir directamente el agua de la fuente misma. Las montañas y toda la hierba de la ciudad recibieron la lluvia directamente de la fuente y el resultado fue una ciudad que pasó de desierto a vida.

 

Hoy quiero animarte a que todos los días pases tiempo con Dios y busques recibir el agua directamente de Él, la fuente inagotable de vida. 

 

PD. ¡Feliz septiembre! Que tengas un increíble mes. 

Con cariño, Lesly. 

 

Vino Nuevo