DE LA PRUEBA AL ENAMORAMIENTO

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¿No te pasa que cuando estás en medio de una prueba difícil en tu vida, te encuentras argumentando con Dios por qué lo permite o por qué no es de tal o cual manera? Incluso en medio de mis luchas me he atrevido a pensar que no tiene sentido lo que estoy viviendo, que pudiera ser mucho mejor si sucediera de diferente forma.

 

¿Te cuento algo? El pueblo de Israel había sido liberado de Egipto con la esperanza de la tierra prometida, un lugar donde vivirían en abundancia y paz. Luego de cruzar milagrosamente el Mar Rojo y presenciar la destrucción del ejército egipcio, lo que Israel vio en el horizonte no fue la tierra prometida, ¡sino un desierto! Aquella nación que marchaba con esperanza, ahora caminaba con hambre, fatiga y frustración al no ver señal de la tierra en la que fluía leche y miel.

 

Allí en el desierto todos los israelitas comenzaron a quejarse de Moisés y de Aarón. Les decían: «Ustedes nos han traído a este desierto para matarnos de hambre. Hubiera sido mejor que Dios nos quitara la vida en Egipto. Allá por lo menos teníamos ollas llenas de carne, y podíamos sentarnos a comer hasta quedar satisfechos». Éxodo 16:2-3 TLA

 

En una ocasión me dio una parálisis facial y le pregunté a Dios, ¿por qué a mí si yo te busco y no soy mala? Esas fueron mis palabras. Pero pensándolo bien, ¿por qué no habría de pasarme a mí?

 

Dios siempre permitirá que sucedan cosas en nuestras vidas con el propósito de volvernos completamente dependientes de Él. Cuando nos dirigimos a un lugar, tenemos que recorrer cierto camino, y el trayecto no siempre es completamente hermoso. Ponte a recordar todas la veces que has viajado, muchas veces el paisaje, la carretera o el clima no son lo mejor. Entonces, ¿por qué vivimos frustradas pensando que la tierra prometida a la que vamos, no puede tener un trayecto con retos a enfrentar?

 

Dios siempre permitirá que sucedan cosas en nuestras vidas con el propósito de volvernos completamente dependientes de Él. 

 

Hoy más que nunca sé que cada situación difícil que he vivido me ha llevado a ver a Dios obrar de manera inimaginable porque Él siempre sale al encuentro y nos rescata. En medio de la prueba, te hace enamorarte más de Él y siempre supera tus planes.

 

A pesar de todo eso, llevaré a Israel al desierto,y allí, con mucho cariño, haré que se vuelva a enamorar de mí. Le devolveré sus viñedos, y convertiré su desgracia en gran bendición. Volverá a responderme como cuando era joven, como cuando salió de Egipto. Oseas 2:14-15 TLA

 

Todas atravesamos alguna vez por el desierto con una razón: el desierto es el lugar de encuentro con Dios. Es ahí donde revivirá y se avivará nuestro amor por el Señor.

 

 

Anabel  Morales

Vino Nuevo